La Naranja Mecánica (1971), dirigida por Stanley Kubrick y basada en la novela de Anthony Burgess, es una película ambientada en una sociedad distópica. La historia sigue a Alex DeLarge, un joven violento que lidera una pandilla y disfruta de cometer delitos graves como robos, agresiones y violaciones, todo mientras escucha su música favorita, especialmente Beethoven.
Después de ser arrestado por asesinato, Alex se somete a un experimento de rehabilitación conocido como el “Método Ludovico”, una técnica que condiciona su mente para que sienta un dolor insoportable cada vez que piense o intente realizar actos violentos. El tratamiento parece “curarlo”, pero también le quita la capacidad de defenderse o elegir libremente. Una vez liberado de prisión, Alex se enfrenta a un mundo que le es hostil: su familia lo rechaza, sus antiguos amigos lo traicionan, y las personas a las que lastimó buscan venganza. Su impotencia lo convierte en víctima en una sociedad que antes le temía.
La película plantea preguntas profundas sobre el control del comportamiento humano, el libre albedrío y la responsabilidad del Estado. Alex, antes un símbolo de anarquía y violencia, se convierte en una herramienta política para el gobierno, que lo utiliza para demostrar el éxito de su programa de rehabilitación. Sin embargo, cuando el tratamiento tiene efectos negativos en la salud mental de Alex, el Estado lo abandona, generando un fuerte debate sobre si es moralmente aceptable sacrificar la libertad individual en nombre del orden social.
Con su estilo visual único, escenas impactantes de violencia y la combinación de música clásica con imágenes perturbadoras, La Naranja Mecánica es una obra que invita a reflexionar sobre el equilibrio entre la seguridad y la libertad, y los peligros de un control excesivo del Estado sobre los individuos.